miércoles, 12 de mayo de 2010

Volverás... (p)

Cuando no puedes compartir, empieza la distancia y el silencio.

Cap i corb (distancias de la emoción)

Creía que solo bastaban los afectos, la pertenencia sincera al grupo, la comunidad de sentimientos. Pensaba que la renuncia a una parte del yo, esa que crea aristas en los que no son como tú, era suficiente. No lo es. Nunca lo será. Construir una vida propia implica soledad, alejamiento, diferencia.
Volví a ser presa del juego de la competitividad personal, esa que dice cómo has de ser en el grupo, cómo te has de situar en primera, segunda, última línea si quieres existir. Volví a vivir las disimetrías asfixiantes, esas que el grupo siempre califica de normales o de mal menor. Renuncié, me adapté; intenté disfrutar de un balón que abomino salvo como juego erótico. Me situé en primera línea para ser el campeón y acabé agotado y huyendo a mi madriguera.
No pude compartir mis diferencias, mi ganas de ser nuevo con ellos. Todo se estancó en el eterno letargo de la juventud pétrea, esa que crea grupos compactos y uniformes. Volví a ser torpe, estúpido, taciturno, paradógico, inconstante, ciclotímico y volví a buscar el silencio.
Se repitieron escenas gastadas, carentes de gracia por falta de frescura. Volvieron los niños viejos que se sienten orgullosos por no querer mirarse y por no saber mirar al otro. Se construyeron salones de urbanidad que excluyen miradas ingenuas de vicio.
No quiero pagar precios por convivir, prefiero elegir. El placer solo surge de uno mismo.

sábado, 1 de mayo de 2010

Pataleo neofascista

"Quien viva en Badalona tendrá que adaptarse a nuestras normas y costumbres". Candidato del PP a la alcaldía de Badalona.

Los políticos profesionales suelen decir obviedades que esconden intenciones perversas. Es obvio que todos debemos adaptarnos a las normas con las que vivimos: matrimonios homosexuales, aborto libre, aconfesionalidad del estado... Que exista una norma no quiere decir que la norma sea buena, solo que existe. El primer problema es el posesivo "nuestras", cuya traducción subliminal es "las mías" y que además no se corresponde con "las de todos". De hecho, este cavernícola emocional no quiere adaptarse a la norma de que todas las personas con independencia de su nacionalidad o etnia son portadoras de derechos.
La última parte de su lema sería entre divertida y festiva si no escondiera un aroma a yugos, flechas, fasces y cruces gamadas: las costumbres. Si yo viviera en Badalona seguiría teniendo la costumbre de penetrar hermosos traseros y ser penetrado por cuerpos contundentes. Mantendría mis costumbres de fumar vapores placenteros, negar la existencia de dios y abogar porque un tal Juan Carlos no es superior a mí aunque lo bendiga la ley. ¿Son estas costumbres mías iguales a las del proanimal del PP? ¿Cuáles son las costumbres badalonenses que tendría que cumplir?: ¿hablar perfecto catalán?, ¿ponerme barretina los domingos y fiestas de guardar?, ¿amar el cant dels ocells?, ¿aprender a bailar sardanas y ser casteller? ¿o quizá manifestarme por las calles con gestos de dolor los día de semana santa?, ¿portar una bandera roja y gualda con un bello animal alado de fondo? ¿o manifestarme detrás de lemas racistas, xenófobos, homófobos...?
Es triste que en una frase se escondan tantos insultos a una inteligencia básica pero más triste que gentes humanas lo puedan apoyar y votar.