viernes, 9 de marzo de 2012

Espantos de haber querido alguna vez

Me nacieron e hicieron geisha, pero yo nací hombre libre. Me hicieron veedor, oidor, sanador de sonrisas, pero conozco la mentira, detecto cuando me ofrecen al travestido. Los clientes piensan que el vendido no sabe, que el vendido no siente. El mentiroso siempre dice la verdad, pero la dice después; tiene que liberarse siempre ante el mentido.
Necesito afectos, pero no estos que da el humano basados en proporciones egocéntricas y antropofágicas.

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