Los egos desmedidos siempre piden perdón. La máquina de arrastre encuentra su lubricante en un lo siento restringido.
Los egos desmedidos acusan a los demás de decir mal, de sentir mal.
Los egos desmedidos buscan humillar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario