martes, 19 de abril de 2011

Edipo postcoital

Sin duda fue demasiado para mis diecisiete años y desbordante para sus cuarenta y nueve. Ella era abierta, pero con sólidas convicciones morales, heredadas del nacional-catolicismo y sometidas al imperio de la Razón. La diferencia está bien para el otro. Este era el mensaje más o menos difuso en esa casa con acequia.
Como casi siempre, quise ser adulto y me equivoqué. Y al lado un adulto que tampoco quiso o supo y que se equivocó todavía más. La conversación fue un disparate: negación de lo obvio, acusaciones de todo tipo y en ningún momento ninguna apelación al cariño, a la ternura, al bálsamo familiar, al pobre niño que crece y tiene muchísimo miedo.
Los intentos posteriores acabaron igual: yo, un caballo desbocado como solo en familia; ella una adolescente que no sabe que es madre y no para de chillar yo y yo. La última marcó el inicio de la separación definitiva, la apertura al mundo adulto, a ser un individuo solo que heredó vínculos.

lunes, 11 de abril de 2011

Epístola moral a una ministra

Señora Ministra de Sanidad:

Me confieso un descarriado, un inadaptado en esta sociedad de pretensiones de inmortalidad. Aunque imagino que está bien soñar que es así. Quizá podría cambiar el nombre de su ministerio por el de Inmortalidad. Ya me dijeron hace tiempo que era mortal, que el principio del fin podría producirse en cualquier momento. Para ello tomo diariamente unas cuantas pastillas. Pero sé que moriré. No sé cuándo, pero llegará. Me gusta vivir, pero vivir como pueda y quiera. Mis análisis son buenos, mi estado general casi excelente, como verduras, frutas, alimentos saludables, pago mis impuestos casi gustosamente, trabajo con decoro y dedicación, soy amable, sonrío cuando puedo.

Pero me gusta fumar, quiero fumar. Comprendo Su preocupación por la salud ajena, comprendo que no debo molestar al prójimo. Pero sus motivaciones son algo más puritanas para mi desgracia. Pretende decidir cómo debo morir. Pretende inmiscuirse en mis pocas decisiones personales. Entre mi cigarro y yo pretende establecer un valor supremo, el de Mi Salud, pero sin preguntar, sin querer saber mis razones.

Su última campaña de fotos desagradables no me hará desistir en mi empeño, el de ser un poco libre a pesar de mis marcadores tumorales. Me siento agobiado (también un poco honrado por tanta dedicación) y cada vez más ciudadano, ciudadano que se arroga en la misma medida que Usted el derecho a chillar, esta vez no mediante fotos (prefiero los cuerpos desnudos, son menos agresivos) sino con palabras.

Sigo escribiendo con el cigarrillo en la mano e imagino el gesto de cabeza negativo. No sé qué se sentirá Usted, si valenciana, española, europea… Yo tan solo un animal humano al que trajeron aquí hace bastante tiempo. Querría dejarle la construcción de naciones e ideales a Usted.

Tan solo me conformaría con que no me chillara más.

All I wanted is to survive

Me gustaría escribir, pero ahora toca solo vivir. Las excusas son buenas para el invierno, para el otoño que deshoja pasados. Ahora sale el sol y la vejez avanza, pero solo queda hoy como esperanza de futuro. Nada más que hoy para sonreír con ojos de nuevo interesados. Únicamente hoy para que nada sea cine de nuevo.