viernes, 5 de enero de 2024

Perditum ducas V. Paseo por las Delicias

 Nunca he sido bueno para recordar nombres o situaciones, sí para las sensaciones y los afectos. Ayer no me acordaba, hoy es Brenda. No supe dar el abrazo pero sí recibirlo. Fue reencontrarse no con la Lesbia a la que amaste sino con la persona que te dio la identidad. Caminar entre cachorros tiene el peligro de no situarse en el presente sino en su futuro, perder tu vida por vivir la de ellos. No sé si me resuenan las palabras de Carmen a aquella desastrosa carta, de mereció la pena. Me resisto a considerar perdido lo que ves que se perdió. Decirle a otra cachorra, ahora ya compañera, que disfrutara de los primeros años, que son los mejores, sí fue esa declaración. Hubiera querido un qué te ocurre, dónde estás, cómo te va, pero la juventud solo se quiere a sí misma, tiene una alta incapacidad para el otro, anuncio de esclerosis emocional. Sentí esa punzada de tiempo vivido, tiempo pasado. Solo el perro cachorro parecía entenderme. Me mordía y me retaba a jugar, a ser para él sin más distorsiones que un presente continuo. Lo calmaban cuando yo solo quería estar con él, dejar las palabras y los encuentros que atan, y pasar a la acción. Se quedó quieto, sentado sobre sus patas traseras, mirando a la jefa de la manada. Al separarnos, siguieron hablando de sus problemas de conducta. 

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