martes, 9 de junio de 2009

Labios del Servet

Un donuts, una sala de espera de hospital, un cigarro y el deseo de abrazar a un ex-amor. Las lágrimas intentan hacerse dueñas de la situación y no tengo nadie a quien besar, nadie a quien decir tengo miedo y quiero amarte. El cuerpo resiste a la soledad y el alma se acompaña de recuerdos. La máquina de las emociones se atempera y busca su sitio entre idas y venidas a cualquier parte. No pienso ni siento que sea la última vez que vea al hermano pero me pierdo en la intranquilidad.
Alargo la espera con un café anónimo, solo y con un bolígrafo en la mano. Solo quiero pensar en él y en mí, en las manos salvadoras de un médico y en los labios carnosos que podrían calmarme. Mañana todo volverá a su sitio: él a su recuperación y a su lucha ingrata; yo a desear mi salvación por el amor y a esbozar una sonrisa de ingenuidad.
Reviviré con tranquilidad las paredes que hablan de vida mientras esperan la muerte.