martes, 15 de diciembre de 2009

Ítalo (p)

Vienen de sus países a las tierras opulentas con los oídos abiertos y las manos llenas de fuerzas. Nos ofrecen sus cuerpos y sus ganas de ser algo mejor, pero pronto aprenden que la nación y sus garras de diferencia los excluyen del selecto mercado y de la consideración. Prostituyen sus músculos y sus ideas, negocian con nuestro miserable desprecio y olvidan que algún día fueron otra cosa.
Ítalo quiere clases de español. Ya conocía su cuerpo. Llegamos a un acuerdo, tenía ganas de "por fin hablar y escribir bien español". Recordaba a mis alumnos de la mañana, los legales blanquitos. No querían saber el significado de las palabras. Les daba igual si libertad no es callar ante los gritos de la autoridad.
Pocos podrían regalar su cuerpo a cambio de dinero como Ítalo. Pero son capaces de entregar su mente.

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