Quizá los amores no correspondidos son como un eco incesante que solo quiere un nombre. Quizá Narciso solo sea un asocial, un apátrida al que la belleza conquistó como a tantos otros. No confío en las prédicas morales ni en los seres sobrehumanos que prometen algo más que la tierra.
El final de un cuento solo es el principio de otro, la belleza el principio de la fealdad y los cuerpos que se unen y se distancian una promesa de algo mejor.
lunes, 15 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
Pobre Eco, y pobre Narciso. Ella se enamoro de un imposible y el de otro...
O eso creian...
Estoy casi seguro de que nada es para siempre ni hay nada imposible...
Oscar
Mira, ahí disentimos. Creo que sí hay cosas para siempre (aunque sea uno mismo) y desgraciadamente hay cosas imposibles...
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