lunes, 31 de agosto de 2009

De saberes prácticos (p)

Quizá de aquí el amor a lo clásico y su necesidad: "conócete a ti mismo", "soy humano y todo lo humano me concierne", "atrévete a saber" y "odio y amo". Un tiempo donde placer y saber fueron de la mano.

sábado, 29 de agosto de 2009

Gone but not forgotten



Podría vivir en unas montañas perdidas, en un pequeño pueblo con mar, incluso en la ciudad paleta, si al volver a casa una sonrisa de hombre me estuviera esperando. Podría bastarme con un abrazo, con un libro abandonado, con una película de final feliz si en mi cama alguien deseara algo más que mi miembro. Podría dejar de soñar con canales de bienestar, con vidas propias audaces, con ser algo más que aquel que escribe frente al ordenador, si alguien me dijera que merecía la pena esperar por verme sonreír. Podría mirar sin cansarme los ojos, los labios, los brazos de aquel que me desea y por quien deseo.
Pero solo quedan las películas, los libros por leer, los escritos fallidos, el sexo agotador, los humos liberadores, los labios amicales que solo destilan ternura. No es el ansia de buscar, ni la necesidad del encuentro ni una cara abatida que se sabe mayor. Dentro sigue existiendo el que moriría por amor, el que esperaría cada noche para empezar una cena a dos, aquel que sabe que con un te quiero le basta.
Repaso mi vida placentera, mis amores correspondidos sin sexo, las pasiones que me liberan, mi ansia de humanidad solitaria, los alumnos que me hacen necesario. Repaso las horas de felicidad en mi rincón, los objetos que redecoran mi casa, los pocos amigos a los que quiero. Pero sigo esperando sin guión a que las lágrimas sean mi vida y no un dulce reflejo de la pantalla.

viernes, 28 de agosto de 2009

La derecha real

El partido socialista español ha tenido siempre la cruel habilidad para hacer políticas de derechas y convencer a sus votantes de que son de izquierdas. Clara habilidad que siempre encuentra ayuda en su alter ego popular. Los últimos años del gobierno Zapatero son una llamada para constituirse en una especie de partido liberal-social-cristiano. Exponen sus logros sociales para intentar negar la evidencia: ley de matrimonio homosexual, ley de dependencia, leyes contra la violencia de género...
¿Alguien pensaría que son de izquierdas los que condenan la esclavitud, los que están a favor de que los negros, las mujeres tengan derecho al voto? Son derechos humanos y los que recelan de ellos no están en la derecha sino en el filofascismo.
Nuestro gobierno mantiene la clase de religión católica en las escuelas, una doble financiación para la iglesia y crucifijos y otras enseñas confesionales en espacios públicos que son de todos, incluidos los ateos-paga-impuestos. Este gobierno izquierdoso eliminó impuestos para las clases altas y una reducción del IRPF para esas mismas clases, implantó cheques-bebé también para los futuros hijos de Patricia Botín o libros gratis para todas las rentas y cuatrocientos euros que pocos pobres pudieron disfrutar.
Debería buscar el partido socialista su caladero de políticos entre los peperos menos rancios y no pienso en ese Gallardón que lloraba emocionado ante las palabras de un ex-ministro fascista que sigue siendo presidente de su partido.
Quizá la única realidad sea que los dos grandes partidos de la derecha, psoe y pp, mantienen ese juego perverso de diferencias cosméticas para mantener un mercado electoral de gentes que no piensan y que aceptan las borreguiles etiquetas para dormir tranquilos en su contradicción.

martes, 25 de agosto de 2009

Verba

Mirad: hay que cultivar todos los placeres, también el de la palabra. Sufrís y sufriréis, por eso el placer.

jueves, 13 de agosto de 2009

Hedoné inconcluso

Me gustó sentirme deseado, que haya una parte de mí que no ha cambiado, que todavía no entiende de edades. Pero deseé profundamente ser el tercero de aquella pareja, tener veinte años para poder seducir desde la igualdad, tener otra vez una cara no gastada, sentir que esa edad te pertenece, la quieres, es la tuya y no deseas salir de ahí. Quiero irme de la mía, pero me iré a otra peor.
Pero también hubiera muerto por sentir el amor del camarero en mi cabeza envejecida y poder ver los ojos que ya no son tuyos con la sonrisa abierta. Hubiera llorado por ir en bicicleta a su parque y que me hablara y no le entendiera y tener ganas de huir solo cuando no lo ves.
Volví a sentir como el que ahora soy, queriendo al torpe que no pudo ser. Quise a aquel que fue a Londres con 18 y no supo ser el deseo de cualquier hombre. Quise al que casi despreció todas las oportunidades de quererse. Quise volver a enamorarme porque ahora soy el que siempre fui.
Perdoné al alumno que deseó el tanga de su profesor y solo intentó ligar con su vecina.

La felicidad en Amsterdam (y III) - Voldenpark (p)


¿Qué es ser feliz en Amsterdam?
Fumarte un porro en el césped de Voldenpark con un lago al lado con sus patos y su garza fumada y los animales que se te acercan amistosos y de fondo suena una música hindú con su familia y unos holandesotes al lado hablando un holandés muy propio y un adolescente de pectorales incipientes emerge con sus amigos y al fondo, siempre al fondo, tu camarero guapo del café Vertigo, rubio, discreto, bellísimo, de dulces formas, masculino, con su chaqueta gris y su bicicleta y su sonrisa de escándalo y el que al final te devuelve dinero para que puedas usar la tarjeta (no se puede y tú no lo sabes).
Y el ánimo se te esponja. Vuelves a disfrutar, el caparazón seco de tu sitio en la vida se resquebraja, se va humedeciendo y notas cómo cae, cómo tienes otra piel más suave y nueva con la que puedes sentir de nuevo. Todo es diferente, sencillo, acogedor. Piensas que tu vida no te gusta, que te apasionas de casi nada que no sean afectos humanos y aquí vuelves a reencontrar los sentidos de lo artificial.
La dignidad y humanidad de Amsterdam es que todo ha sido inventado, creado y a eso se dirige el homenaje, al hombre como eje desnaturalizador y por lo tanto amable, educado, cortés, liberador. Soy humano porque puedo hacer lo que quiera sin sentir miedo. Puede reinar una garza loca en el estanque artificial y parece que todo el mundo es feliz. Parece que la armonía es posible y la tienes al lado. Alguien te pregunta mientras habla por teléfono qué haces y tú le contestas que escribiendo sobre Amsterdam-de dónde eres-España-ah!-tú?-imposible de entender-perdona-sigue con lo tuyo. Y tú escribes y él habla por teléfono y bebe cerveza, mucha cerveza y unos niños pasan por delante de ti.
Y los policías se paran y ayudan a un conductor que ha montado un atasco. No sale de su coche y ellos se meten debajo para sacar la lata. Y la larga fila de coches no se queja, solo un par de despistados; y los guardias no se ponen nerviosos, sonríen y piensan que quizá haya que intentar que la fila se mueva y les indican que hagan un poco de maniobra. Y los coches se mueven apacibles y empiezan a desfilar y de repente el coche causante del atasco se ve liberado y echa marcha atrás y la fila le deja. Y los policías se montan en sus bicicletas y se van.
Y te vas quitando el miedo a que el policía te vea fumar, al coche que no te deja ir tranquilo por la calle, a que no pueda encontrar lo que quiera, a que siempre haya un portero de hotel al que saludar (aunque no sea tu hotel). Siempre hay alguien dispuesto a ser amable. Es el balneario donde vivir una vida normal de ensueño donde tú eres siempre el protagonista y el placer es elegir el sitio para desayunar, las tiendas que ver, los cafés y terrazas para descansar, donde la única preocupación es: quiero encontrar una novedad y, entonces, cuando te has perdido un poco y has seguido a un chico guapo, te encuentras con un centro de intercambio de experiencias artísticas, con vistas a la calle y unos ordenadores monísimos. Y piensas que quizá haya otro mejor.
Y por fin te sientes húmedo por dentro otra vez, disfrutas viendo, inventado historias sobre la gente que ves, raptas conversaciones con tu lengua de bebé. Y sale el sol y se nubla y se acerca el perro y se va. Y aquí todo es mejor porque es novedoso, diferente, anónimo; pero podrías imaginarte viviendo aquí o que tu ciudad fuera como esta. Y sientes que para lo último no hay tiempo, que te trasladas aquí ahora o nunca.
Y eres feliz seguro una semana. La cáscara sale, se reblandece, todo se vuelve lento, amable, artificial, humano.

Belloch's town

Belloch, Juan Alberto habla siempre de convertir Zaragoza en una ciudad europea de vanguardia. Cuando publique un folleto del día del orgullo gay saludando a la población y haga un monumento a los homosexuales represaliados por el fascismo franquista y no dedique una calle a un pseudofalangista como Escrivá de Balaguer y tilde de retrógados a los críticos, entonces lo creeré. Cuando ponga la ciudad, sus parques, sus espacios públicos al servicio del ciudadano y no de sus ordenanzas, entonces lo creeré.
Mientras tanto, me seguirá pareciendo un megalómano de provincias que quiere escribir páginas de gloria para su historia arqueológica de la ciudad y no para la intrahistoria de sus habitantes.

Spanish empire

España es un modelo de leyes progresistas, pero no de gente progresista. La actitud corporal de un español andando por una ciudad extranjera es la de recelo, contradicción y eterna comparación negativa.

Camareros

Camareros que regalan sonrisas y atenciones. En las terrazas a uno le pides y te cobra, otro solo te sirve. Andanadas de camareros, tranquilidad y placer

Tulipanes y glory holes

Una ciudad que tiene un puesto ambulante de bulbos de tulipán y enfrente un banco con unos jóvenes fumando maría y un cuarentón-tras-glory-holes no ha de ser un happax sino un paradigma.

Común unión

Amsterdam no tiene ley para el turista porque la única ciudad que existe es la del otro y la tuya, que compartís pero no depredáis.

La felicidad en Amsterdam (II)

¿Qué es ser feliz en Amsterdam?
Que te quedes mirando un cartel de una exposición y alguien al lado te pregunte qué te parece y te diga que es buena y que conoce al autor pero que está lejos, en otra ciudad. Y entables la conversación de dónde eres-España-siempre un nice y tu ciudad no la conoce nadie-qué alivio. Y te pregunte cuánto tiempo estás-solo una semana-qué poco exclamamos los dos-voy a disfrutarla. Y él sonría y no te tire la ciudad a la cara ni se infle como un pavo hispano.
Solo gozan contigo porque su felicidad depende de la tuya.

Life examples

Amsterdam te da tiempo y ejemplos para sentir cómo querrías y podrías vivir.

La felicidad en Amsterdam (I)

¿Qué es la felicidad en Amsterdam?
Una pareja que ríe y tira comida a unos pájaros en el césped de un parque del centro y tú los miras fumado con el estanque al lado y el mismo césped y los pájaros no quieren molestar, solo comida.
Y un gato en una exposición de arte gay que te maúlla con el rabo muy tieso y con el que mantienes una conversación y una pareja te dice "solo quiere atención". Y tú lo acaricias y él ronronea y habla contigo con impaciencia.
Y al mismo gato te lo encuentras después por la calle y lo saludas y él contesta gruñón como es y se acerca otra vez con el rabo tieso. Y hablamos con caricias y refrotones y después de un minuto se va y se despide encaminándose hacia la galería.
Y una tarde de sexo morboso como quieras y al final del día sigues siendo la misma persona.

sábado, 1 de agosto de 2009

La puerta en el suelo

Hubiera necesitado un adulto conquistador en mi adolescencia. Alguien que me enseñara a amar, a sentir placer, a no tener miedo de mí mismo. Me encontré con otro ser perdido, torturado hasta la demencia que amargó mis ilusiones. Hizo que nuestra historia de amor secreta tuviera todos los percances del amor adulto: la negación, la soledad y el peso de una sociedad humillante. Sexo del malo, intenso, precipitado, muy torpe y demasiado culpable.
Hubiera necesitado ser el objeto de deseo único, que vivieran en mí de nuevo la juventud. Hubiera oído que el placer es algo más que dos miembros enhiestos, que tras el orgasmo se puede sonreír, que no es un juego de poder el amor. Quizá me hubiera enseñado a quererme, a vivir la libertad como un privilegio, a que la alegría puede desgastarse y que el tiempo solo se detiene al decidir y actuar.
Ahora quizá busco esos jóvenes cuerpos que se perdieron en mí. No sé si quiero enseñar a nadie a vivir en el placer, no sé si quiero ser el único en un amor terminal, sentir lo que ya no me pertenece. Busco momentos sensuales, puros, sin ataduras.
No me duelen los rechazos, sí la falta de futuro, el desprecio de los cuerpos, la insconsciencia del juego. Preferiría perderme solo en océanos de tiempo y dirigir mi boca hacia el silencio.