viernes, 8 de enero de 2010

Salón de distancias

Escondo mi edad para acceder a sus cuerpos. Ellos, como todos, solo quieren apariencias, mentiras que no sean arriesgadas, momentos de placer que aceleren la soledad. No me duelen los desprecios, las negativas sin ver. Solo duele no tener sus años. No me siento desvalido ante la diferencia de edad, ni ante las conversaciones tópicas. Solo veo que ya pasó el tiempo donde quiero estar, la potencia, la tersura, la carne no usada.
Nunca volvería a mi pasado. No siento nostalgia por aquello que viví, pero querría disfrutar otra vez de las miradas que sonríen ante la juventud, de la ayuda de los otros por tu piel no gastada, del enganche mágico que sentía provocar. Sigo caminando drogado en la madrugada en busca de sexo rápido pero los volcanes ya no son los de entonces. Repito intensidades que mi cuerpo ya no acepta y lleno mi cabeza de emociones, pero la inocencia apenas reconoce ya el mundo a sus pies.

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