miércoles, 29 de abril de 2009

Efluvios interrumpidos (31 de marzo de 2009)

Lo siguiente sería entrar en la obsesión. Tengo que repetírmelo en cada gesto. Sería volver a la fragilidad sin sentido, a sentirme vivo aunque herido. Herido sin futuro, preso de un fantasma. Tampoco son grandes adicciones, quizá aspectos del se quiere otra vida. Con él solo puedo esperar una bendita, amistad gloriosa, jugueteos de seducción, personaje querido, casi dispuesto a ser uno de esos amigos soñados, casi indispensables.
Me alegra conservar esa capacidad. No sé cuándo tendré conciencia del puto desgaste, cuándo pasaré a ser la silenciosa imagen mental de lo que soy, cuándo se acabará la adicción.
Se quiere otra vida, pero cuál: una isla, un sitio propio que se vuelve gris no se sabe por qué. Y la soledad... deseada, pero por cuánto tiempo.
Y qué asco la testosterona, la masculinidad de mierda, qué maravillosas la pollas duras de seres blandos, qué entendible el orgullo, la heterofobia.

No hay comentarios: