jueves, 16 de abril de 2009

Rachas apáticas (p)

Releo textos de esta semana sin ganas, casi sin fuerzas. Al otro lado de la cam hay un muchacho musculado que solo enseña su pene y de fondo la eterna tele. Estoy en medio y solo me dejo llevar por un cigarrillo placentero. Ya no sé si la respuesta es la ternura, pero me cuesta hasta desear. En el messenger aparece otro amante perdido. No hay ni desmoronamiento.
Los textos eran casi vómitos, locos, casi sinceros, pero nada certeros. Es malo novelar con tu vida. Es insano solo contarla, no vivirla. Hay pocas ganas de pensar, menos de sentir. Me decía un amigo que la solución es el desapego. Quizá.
Resuelvo las mil posibilidades pero siempre aparecen otras mil. ¿Un viaje corto, uno largo o uno definitivo? A ratos me enfado. Es la única actividad posible. Me he sentido marioneta de todo y de mí mismo. Me he sentido como un desgraciado que ni siquiera tiene un dios que maneje su destino.. .
Con todo, he vuelto al pasado, sin nostalgia, solo para saber qué se ha quedado sin hacer. Sigo mirando a mi pasado como un arqueólogo, aunque sé que las ruinas de ayer son los duelos de hoy. Me pesa mucho el tiempo. Quiero sentir frío o calor, no soporto la lluvia, odio los cielos nublados.
Y empieza a pesarme el paso del tiempo, más bien la perspectiva del futuro. No me gusta nada lo que veo. No me valdrán las mandangas de la madurez, habré perdido definitivamente mi cara joven. Adoro los cuerpos jóvenes, amo la idea de juventud. Me son cada vez más ajenos y no me gusta. El problema es que el cuerpo, las arrugas te alejan de donde quieres estar.
Crisis de edad, de todas las edades. Solo he conocido tres años de ausencia de angustia por el paso del tiempo, de ausencia de búsqueda de la perfección. Quería ser mayor, o ser más joven, o mejor. Análisis baratos que sin embargo calman.
La tentación de no sentir es grande pero sería como perder una batalla contra los que siempre estropeaban el cuento feliz. Queda ese orgullo. La finalidad de la cosa es a veces la consecuencia de la cosa. El sexo no llama. Es odioso.
Ojalá fuera solo apatía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eooooo,
Ya he escrito un comentario y no sale, joe!!
A lo que iba: Sigue escribiendo siempre. Este diario está genial!
1be
L7

Anónimo dijo...

Gracias, gracias, querido público, jajaja.
Besotes