domingo, 13 de septiembre de 2009

Criptogramas inconexos de verdad

"I wanna be with you tonight"

Debería estar redactando burocracias sin sentido, construyendo porcentajes de verdad, organizando saberes casi siempre inútiles. Sin embargo, estoy con los humos que hacen todo más redondo, sin aristas; el dolor es más profundo pero gozoso y el placer intenso, totalizador. Veo una película simple, sin matices, previsible, de padres, hijos, amores, matones y dramas que acabarán bien. Las lágrimas son fáciles, caen, pura basura sentimental.
Detengo la escritura porque detengo los afectos, los recuerdos de una infancia demasiado consciente de lo que había en el exterior e incapaz de cambiar nada del interior. De repente, la mente se queda vacía, sin ganas de sentir, ni de dejarse arrastrar por la melancolía. Un pequeño ataque de sueño atempera todo y casi no queda nada de la tristeza inicial. Querría llorar un poco, querría pensar que la inacción es producto de un dolor verdadero, que recuerdo al niño de ojos grandes. Pero no es verdad. Nada encaja, ni los romances fallidos, ni la familia ultrajada, ni los horizontes gastados, ni al arte inconcluso eternamente, ni la ciudad demasiado sobada.
Solo queda la sensación de algo inacabado, eternamente por hacer y nunca consolidado. Solo queda la sensación de sentir, esperar como siempre pero percibir que los demás te excluyen igual que tú lo hiciste.

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