domingo, 21 de marzo de 2010

22-04-2003 (Animus mundi)


"Nuestros días fueron poemas escolares, un amor joven y verdadero, algunas noches rugíamos como leones, otras arrullábamos como palomas" Mark Kozelek. Noches de tránsito.

Olvidar que un día fuiste el más feliz de la tierra en compañía es innecesario, renunciar a lo que fuiste y amaste, cruel. Todo este tiempo he aprendido a no esperar más que un timbre suene, que su sonrisa me ilumine; he sabido por fin que sus andares kúricos ya no me pertenecen.
Acabé la terapia de la sed de amor, de compañía. No me caben excusas para no ser feliz. He podido aprenderme, gustarme, decidir que las mantas también dan calor en soledad. Las noches de tránsito se han convertido en noches de decisiones, de aplazamientos momentáneos.
He adquirido nuevas músicas que no necesitan aprobación y mi deseo vuelve a estar enhiesto de libertad y ganas. Necesito desmontar pocas cosas ya, solo decidirme a gozar con el único que siempre me acompañó.

No hay comentarios: