domingo, 14 de marzo de 2010

De lenguas, patrias y banderas



Perdería mi lengua si pudiera bajar a la calle abrazado a un torso contundente y nadie me mirara mal. Perdería mi patria si al ir al parque pudiera fumar libremente mis vapores mientras veo a un niño jugar. Cambiaría mi bandera si la riqueza no fuera un bien de rapiña. Abrazaría otros himnos que hablaran de apátridas iguales, de colores que solo buscan sonrisas. Renunciaría a mi nación por aquella que me ofreciera un ministerio del placer, un lugar donde la sabiduría fuera algo más que el instrumento para producir. Elegiría otro pasaporte que mostrara posibilidades de ser, familias que no perpetúan las cadenas de la especie.
Dicen que soy igual al que margina, explota y desprecia porque vivo con sus mismas leyes. Solo me siento deudor de un desnudo que me mira y sonríe.

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