domingo, 7 de marzo de 2010

Trastiendas de identidad

Una mañana dominical, un cigarro y unos árboles desnudos. Sueño, mareos y una falta absoluta de decisión. Unos ojos, unas palabras, una sonrisa y una promesa nada sobornable. El contacto con los humanos despeja las dudas del bienestar. Idas y vueltas, acercamientos y rechazos: el miedo de los demás a la soledad.
Escribir poesía puede ser un bálsamo, decir unas manos es ocultarse tras los biombos. Echarse a andar es decidir y errar. Pitidos en los oídos y una cafetera diseñosa como restos de sonrisas ajenas. Confío en las largas caminatas transitadas de placer: despilfarros de ingenuidad y negación de lo gastado.
Palabras y silencio, caricias comerciales, el anuncio de la destrucción.

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